7 de noviembre de 2021 Por Destino Tierra de Campos 0

CASTROMEMBIBRE.

Situado en las laderas de los montes Torozos, al borde mismo de la Tierra de campos, que nos sorprende cuando vamos a su encuentro debido a su situación en una hondonada. El origen de su nombre no es claro. En primer lugar, se dice, que proviene de un castro romano allí ubicado. Otros opinan que su origen es debido al condado leonés de Bembibre.

Sea como fuere, el conjunto urbano destaca por su construcción casi por completo en adobe, a excepción de sus dos edificios más importantes que fueron realizados en piedra, como son un antiguo molino que encontraremos a la entrada del pueblo a la izquierda, a las afueras del mismo y la iglesia.

La iglesia, en honor de Nuestra Señora del Rosario, está ubicada en el fondo de esa hondonada sobre una pequeña loma. Tiene espadaña y se dice que perteneció al Ducado de Alba.

Las fiestas principales se desarrollan a finales del mes de julio, los días 25 y 26, con Santiago y Santa Ana como patrones.

También aparecen los restos de un torreón, en la falda de un cerro, sobre el que se alzaba el castillo, se trata de una torre cilíndrica desmochada hueca en su altura, con acceso por la planta baja, la atalaya es de piedra caliza y fue un molino de viento y como tal recientemente restaurado.

Santa María del Templo fue levantada por la Orden de los Templarios, establecidos en el año 1241 en el municipio y en otros pueblos de la comarca de San Pedro de Latarce, aunque en el siglo XV fue sustituido por la actual iglesia parroquial. Está construida en piedra y ladrillo consta de dos naves cubiertas de madera y de un arco triunfal de medio punto desde el que se accede a la capilla mayor, cubierta con cúpula sobre pechinas. Su portada, de medio punto, está protegida por un pórtico cubierto a dos lados por arcos de medio punto y cuenta con una espadaña construida en piedra y ladrillo.

La capilla mayor se cubre con cúpula neoclásica sobre pechinas. El retablo mayor es neoclásico de un cuerpo y un solo encasamiento, con dos columnas corintias a los lados que soportan el entablamento, y en él se puede ver la curiosa advocación titular de la iglesia, la Presentación de la Virgen en el Templo, de hábil composición y de madera pintada de blanco, imitando piedra blanca al gusto de la época. Entre la imaginería de las naves conviene fijarse en una Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, de mediados del XVIII y en un San José cuyo estilo se ajusta al de José de Sierra.